El problema está ocasionado en un error de producción de la batería, ocasionando explosiones espontáneas que hasta el momento han ocurrido en cerca de 200 dispositivos. Se trata de un número ínfimo de unidades, pero ante el riesgo la empresa ha decidido sacar del mercado el producto. Lo importante es garantizar la seguridad de los clientes, y si bien la pérdida de dinero será notable, Samsung gana en fidelidad de sus clientes ya que la empresa parece pensar primero en sus usuarios y luego en sus ganancias.
El fallo se debe a la gran exigencia que un móvil con las capacidades de gama alta del Galaxy Note 7 le hace a la batería. Las pérdidas se reducirán en casi un 30% para la empresa surcoreana, pero esta decisión permitirá seguir trabajando en mejoras para la tecnología de las baterías de iones.
Los clientes que hayan comprado un Samsung Galaxy Note 7 podrán optar por el reintegro total del dinero, o por un regalo de 100 dólares si se deciden a cambiar el Note 7 por otro teléfono de la marca Samsung. Una decisión que seguramente repercutirá en la historia de Samsung, pero que principalmente afectará a los modelos de la familia Samsung Galaxy Note.