Se trata de una regulación que actúa de manera parecida a la saturación, pero que resulta más eficaz en algunas situaciones.
La saturación actúa con igual intensidad sobre todos los colores, con una regulación que va desde el valor -100 (imagen completamente monocroma, es decir, en blanco y negro) hasta el valor +100, donde la saturación es el doble respecto al original, un valor que no tiene sentido utilizar, a no ser que no se quiera obtener un resultado realmente "extremo" y creativo.
La intensidad, en cambio, regula la saturación bloqueando el exceso de color cuando la imagen está alcanzando los niveles máximos, pero sigue actuando sobre aquellos colores poco saturados. En concreto, el uso de la intensidad se recomienda en aquellas situaciones en las que hay una fuerte presencia del color carne.
En ese tipo de imágenes, la saturación tiende a crear un resultado de la piel muy desagradable, demasiado roja según los casos.
La intensidad, en cambio, prácticamente no altera el resultado cromático de la piel, pero realza los colores del maquillaje, una condición casi indispensable en la fotografía de belleza.
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