El gigante alemán Daimler lleva tiempo testando camiones semiautónomos como el modelo Inspiration, que gestiona la conducción (siempre con el conductor presente) una vez que el vehículo ya se ha incorporado a una autovía.
No es la primera muestra de interés en el reparto de mercancías de la compañía de Mountain View. Su empresa paraguas, Alphabet, también mira a los drones como un sistema posible de entrega y prevé lanzar Project Wing en 2017.
El coche autoconducido tiene ante sí más obstáculos que los tecnológicos: las leyes que rigen la seguridad vial. La regulación actual toma como protagonista de la conducción a la persona que está al volante: que el conductor desaparezca en un futuro de los vehículos no lo hace desaparecer de la legislación.
También esta semana, Google ha recibido buenas noticias. La agencia estatal responsable de la seguridad vial en Estados Unidos, la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), se aviene a reconocer que un conductor no siempre tiene que ser humano. En una carta dirigida a Google a la que ha tenido acceso la agencia Reuters, el consejero jefe de la agencia estatal americana, Paul Hemmersbaugh, indicó que se puede entender que el conductor es "el sistema de autoconducción y no ninguno de los ocupantes del vehículo".
Aunque la decisión allana el camino legal del coche autoconducido, la agencia estadounidense ha insistido en que tendrán que seguir incorporando pedal de freno y freno de mano. Para Google, estos elementos ya no eran necesarios, porque es el propio vehículo el que se detiene cuando es preciso.
"En algunos casos, puede que Google pueda demostrar que algunos requisitos [federales] resultan innecesarios en el diseño de un coche específico, pero hasta la fecha Google no ha efectuado esa demostración", señala en la carta Hemmersbaugh. La compañía y la agencia estadounidense se habían dirigido varias misivas durante los últimos tres meses acerca de los obstáculos que plantea el marco regulatorio de Estados Unidos para el proyecto de coche autónomo.