Parece que existe una relación especial y particular entre los números impares y la fotografía, y en especial de los grupos de tres elementos. Un único elemento puede transmitir una sensación de soledad o aislamiento, mientras que dos elementos en una fotografía pueden generar una imagen demasiado equilibrada y estática, mayor cantidad de elementos pares pueden resultar demasiados para distribuir.
En fotografía, la agrupación de tres elementos como centro de interés suele funcionar a la perfección para captar la atención del espectador. Podemos decir que la regla de los impares no es un estilo de fotografía muy popular en la comunidad, ni es tan comúnmente aceptada en la composición por otros fotógrafos como lo es la regla de los tercios. Sin embargo, existe un factor de belleza especial asociado a las composiciones con un número impar de elementos, ya sea por la sensación de desequilibrio o el efecto psicológico que produzca en la personas, es un hecho que funciona.
En definitiva, podríamos concluir diciendo que no se trata en sí de una regla, sino más bien de una reflexión sobre la curiosa belleza que aportan aquellas fotografías que incorporan un número impar de elementos.
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