El hecho de que nuestro smartphone pueda volverse inservible de un momento a otro, pudiera no tratarse precisamente a un evento fortuito. Y no es algo novedoso. La obsolencia de la tecnología , como también se le conoce, se remonta a comienzos del siglo pasado, como respuesta a la crisis financiera, y como un modelo económico que permitía a las grandes empresas establecer un tiempo de vida determinado para sus productos, y de esta manera estimular la compra forzosa del mismo artículo, o una nueva versión de este.
Tecnología clásica Vs tecnología moderna
Cierto es, que a través de las experiencias de nuestros antepasados, hemos podido constatar que los productos electrónicos de antaño poseían mayor durabilidad que los actuales. En los últimos tiempos, parece haberse desatado una especie de fiebre consumista que apunta directamente a los bolsillos de las personas con estrategias de mercado bastante agresivas, y una planificación calculada detalladamente y que favorece a las grandes compañías con jugosas ganancias a través de la caducidad de sus productos. Lo que da origen a la obsolencia de la tecnología.
Dicha estrategia, se compone de varios factores, como el estudio de los tipos de materiales más convenientes a utilizar para asegurar el acortamiento de la vida útil de sus productos, de manera que los clientes, tengan que acudir a los centros de soporte para reponer la pieza defectuosa, o bien adquirir un producto más reciente. Esta especie de oferta y demanda artificial, puede acarrear ciertos riesgos para la compañía y atentar contra su propio prestigio.
Obsolescencia programada
En este apartado, la obsolescencia programada, ha logrado ramificarse hasta abarcar otros factores que influyen en el nivel de decisión de las personas a adquirir un producto sobre otro. Algunos programas informáticos, como el sistema operativo Windows, lanzan nuevas versiones cada cierto tiempo, retirándoles a los usuarios el soporte técnico del producto obsoleto, las actualizaciones de seguridad, tan necesarias, y por lo tanto, obligando al usuario a migrar al nuevo sistema sin ninguna otra alternativa, como sucedió recientemente con el abandono de los usuarios de Windows XP por parte de Microsoft.
Finalmente, y no menos importante, nos invade una preocupación con respecto al impacto medioambiental que pudiese tener esta práctica tan irresponsable. Como consecuencia de ella, debemos destacar que anualmente se originan una considerable cantidad de residuos a nivel mundial, la mayoría de ellos de tipo no biodegradable (consideremos que el plástico tarda cerca de 1000 años en degradarse). En el caso de las baterías utilizadas por la mayoría de los dispositivos, representan un factor altamente contaminante al estar compuestas de plomo, un elemento que influye negativamente en el medio ambiente y la salud de las personas por su toxicidad.