Saurí
Qué curioso que es el miedo que me deja quieta cuando intento respirar. Que quieta me siento cuando el miedo no me deja respirar. Que quieto se siente el miedo cuando se deja de respirar.
Luciana Salvador Serradell
Katerina Plotnikova Tan mala es la gente cuando no sabe ver lo inmenso de la vida, de tu pequeña y gran vida y el segundo exacto en que todo empieza a doler por eso de tu ingenuidad animal de no pode ...
Esta es la historia atormentada de Olivia y sus circunstancias de querer sin saber hacerlo. De amar sin poder contarlo. De acariciarte con todos los no que te dedico sin que me escuches, le decía en v ...
Oleg Oprisco Tienes treinta minutos para desmontar dos de tus cinco creencias limitantes y trecientos sesenta y cinco días para equivocarte y volver a intentarlo. Tienes dos minutos para que me expliq ...
Anka Zhuravleva ¿Quieres recortar con tijeras el cariño que sientes y le sobra? ¿Quieres esconder debajo de la alfombra esas cosquillas que sientes cuando lo dejas caminar por tu cabeza? ¿Quieres enc ...
Puedo perderme en el pasillo, entre el comedor y la cocina y quedarme quieta, muy quieta y parada en la Gran Vía recordando que apenas hace un rato estabas aquí. Aquí y pensé en Alta Gracia y Catamarca. Puedo abrir la heladera, ir al bargueño, poner la radio, dibujar o salir a jugar con la simple promesa de hoy, especialmente hoy no pelear. Puedo crecerme en un botón de tu camisón cuando pienso t ...
El corazón del escarabajo (...) Patas arriba y la cabeza hacia abajo perdiéndolo todo. Lo de los bolsillos y los pensamientos que se desbarrancan cuando el postulado cartesiano que me tienen en quiebra también se invierte, y lo hace en una declaración de principios que me deja a la izquierda. A la izquierda y patas arriba (...) Existo y luego pienso, hoy me defino. Luciana Salvador Serradell
El corazón de la hormiga Voy a sacar las uñas. Las uñas y las garras para treparme a tu caparazón. Ese caparazón hermético que tiene encerrado. Atrapado. Escondido. Esperándome (...) Y desde lo alto de tu encierro, desde allá arriba y sin miedo, me voy a dejar caer al precipicio de tu no se qué que me tiene así. Así. Idiota (...) Idiota por ese qué se yo tan tuyo, que desde que te vi lo quiero sol ...
El corazón de la mariquita Entre linda y lindísima. Entre desgraciada y desgraciadísima, así delibera su peor batalla. Esa situación que no la deja dormir, que no la deja en paz. Que la paraliza. Ahí está. Así. (?) Se queda quieta. Perdiendo los papeles. Desdibujándose cuando los pensamientos que no quiere que le vuelven a ocupar la cabeza. Y aunque lo intente poner todo en blanco, no puede. Y así ...
Aëla Labbé Voy a liberarte de lo nuestro, dijo Marina, y como el cangrejo cuando camina para atrás, me iré despacito sin hacer ruido, sin dejarte de mirar. Sin querer lo que quiero, quedándome quieta cuando me muevo.Primero voy a soltarte las manos, las dos a la vez y de repente. Así. La derecha y la izquierda. Sin pausa. Sin meditarlo. Nos soltaremos sin querer hacerlo para no dejar salir la sens ...
Sere Verde Hay un escenario en el que dejé de actuar cuando la lluvia me hizo resbalar y de tu mano me tuve que soltar. Hay un espectáculo que no es el mío cuando entras a tu casa y está ella y yo no estoy. ** Y una película que es sólo tuya y no me tiene. Y pensamientos que tampoco, esos que son despacio y fugaces y te duran una vida como la mía que es de sal y ya tuya de azuzar y el mar que nos ...
Tim Walker Hola, Soy Mei, la vecina de abajo. Quería decirte que vivo en tu mismo mundo, justo un piso más abajo, y que escucho cuando cambias los muebles de lugar los lunes antes de salir, y los vuelves a acomodar el viernes antes de dormir. Vivo también en ese silencio que corta todo el ruido que entra de afuera y no te pertenece, no nos pertenece. Hablo sola no siempre, sólo de vez en cuando, ...
Ella Frances Sanders Puedo ser la mano derecha que se apoya sobre tu izquierda o el agua que se queda adentro cuando todo se vacía. Puedo ser el eterno nudo que nunca te suelta, la esquina que hay delante o el color blanco de tu servilleta de papel. Puedo ser el hueco que deja la almohada en la que duermes, el sabor salado que te invade o lo suave de una caricia cuando se toca hablando. Puedo ser ...
Saul Leiter Esta mañana, antes de las nueve, Carolina ha vuelto a habilitar el juego de las endorfinas para enroscarse de camino al trabajo, los cuarenta minutos, en las caricias que el cerebro regala al cuerpo cuando las ganas empiezan a quererlo. Luciana Salvador Serradell
El corazón de la hormiga - No. - No me amas. (...) - Amas la idea que te inventaste de vos cuando estás conmigo, se lamentó y le mató las fantasías. Todas, incluso las de ella (...) por jugar con ella a quererla sino sabe querer. Quererla de verdad. Luciana Salvador Serradell