El IPC en España en 2019 se mueve entre el 0,1 y el 0,2% aproximadamente, aunque el Gobierno estima que cierre el año en el 1,7%. Conseguir rentabilidades con cara y ojos en esta tesitura es complicado. Y, claro, cuando uno ahorra lo que quiere es que su dinero se ‘actualice’ y crezca.
Existen herramientas de ahorro que, en función del perfil de riesgo de cada uno, pueden optar por diferentes índices bursátiles para intentar batir a la inflación. La compra de deuda país también es una alternativa para este propósito, aunque un número muy reducido de países desarrollados son los que actualmente tienen una rentabilidad real.
El BCE lleva años comprando deuda pública, así como bonos empresariales, y está determinado en mantener los tipos de interés al 0%.
La teoría nos indica que un periodo prolongado de bajos tipos de interés provoca como efectos positivos una disminución del gasto financiero de las empresas y un aumento de sus ventas y, a priori, de su beneficio. También aumenta el consumo y crece la inflación. Asimismo, existe más ahorro, que se puede desplazar a inversiones en renta variable -lo que conlleva un aumento de las cotizaciones- en detrimento de la renta fija, que ve cómo disminuye su rentabilidad.
Asimismo, el crédito privado tiende a aumentar y particulares y empresas aumentan su endeudamiento, aunque los bancos ganan menos dinero. Los tipos bajos durante mucho tiempo también afectan a la larga al sector de los seguros y al de los fondos de inversión. También podemos obtener más información aquí.
Por otro lado, los tipos de interés bajos durante un dilatado periodo de tiempo, como el que ha tenido lugar en la Eurozona tras la crisis financiera global de 2008 y que ahora sitúan el precio del dinero en el 0%, dejan a muchos países, entre ellos España, en una situación muy delicada. Su deuda pública se situó en el 98,8% del PIB en el primer trimestre de 2018. ¿Qué sucederá cuando, como ya se ha anunciado, empiecen a subir los tipos de interés paulatinamente y aumente el interés para pagar la deuda? Solo el coste ahora de pagar los intereses de bonos, letras u obligaciones desde 2008 hasta 2017 equivale al 25% del PIB.
Además, un periodo prolongado de tipos de interés bajos envía señales de debilidad de una economía, normalmente porque indican que se halla en un periodo de corrección. Esto la hace más vulnerable a cualquier accidente negativo que pueda acontecer. Es también destacable que este escenario prolongado de tipos al 0% deja a los bancos centrales sin apenas munición si deben actuar ante cualquier eventualidad y hacen evidente que las respuestas en el futuro deben ser globales y coordinadas.