Por lo tanto, se almacenan las direcciones en la memoria del teléfono y se envían a los servidores de Google cuando alguna clase de conectividad se habilita (ya sea Wi-Fi o la red celular). En este sentido, la empresa explicó que desde enero comenzaron a utilizar códigos Cell ID con el objetivo de mejorar la velocidad de entrega de mensajes, pero que nunca incorporaron este servicio en su sistema de sincronización de red, por lo que los datos se descartaron inmediatamente, y lo actualizaron para que ya no solicite Cell ID; sin embargo, el sistema no advierte en ningún momento sobre la recolección de datos en segundo plano.
Aunque señalan que a, partir de noviembre los teléfonos Android dejarán de recoger este tipo de información, la práctica llevada a cabo por Google podría suponer una violación de la privacidad de sus usuarios ya que, hackers y expertos en ciberseguridad podrían llegar a vulnerar este tipo de protecciones y acceder a los datos de localización de millones de personas.