Este post expone, primero, datos que deben reflexionarse muy bien antes de hablar de emprendimiento e innovación, y segundo, pensamientos acerca de cómo hacer para que emprender e innovar no los convirtamos de moda de "tanto-en-tanto". No apto para "sensibles".
Innovar y emprender no son ideas nuevas, pero ahora son más profesionales.
Ya lo dije hace tiempo, la innovación no era considerada algo bueno (ver post A lo largo de su #historia, la #innovación no siempre fue una cuestión positiva, http://www.christianestay.com/2013/12/a-lo-largo-de-su-historia-la-innovacion.html).
Los términos innovar y emprender se usan como quien cambia a un jabón más cool, pero cuyo uso no cambia los hábitos de limpieza.
Hay personas que dicen que innovar es adaptar ideas, pero cuidado, adaptar no es lo mismo que copiar o "hacer un copy-paste cambiando el orden de las palabras o traduciendo palabras".
Hay personas que dicen que emprender es innovar gatillado desde una empresa, pero cuidado, emprender es acometer un negocio nuevo sea o no innovador.
Hace siglos las personas crean empresas y nadie les decía emprendedores o innovadores. Eran personas creando empresas de forma creativa, resolutiva y con mucha energía, y además personas con una gran capacidad de observación y gran capacidad de ver al entorno (aliándose con ese entorno o adaptándolo).
Escorsa y Valls, por el 2000, indicaron que llega un momento en que la innovación debe gestionarse y no ser un proceso espontáneo.
Y es más, en los años actuales, se está pasando a gerenciar la innovación y a profesionalizar el emprendimiento. Otra cosa es que lo olvidemos, o se asuma por conocido y nadie lo recuerde.
Esto ocurre porque en algún momento la innovación debe reportar beneficios y ahí, guste o no guste, las cosas deben medirse y eso implica pedir resultados, o sea, plazos y beneficios, y claramente alejarse de la creación espontánea o la libertad de espíritu y de espacios para innovar.
Y lo mismo ocurre con cualquier emprendimiento, que debe ser tratado empresarialmente.
Empresas con experiencia en innovación, como 3M, estos procesos los tienen instaurados en su ADN organizacional y en el espíritu humano de la organización.
¿Quieres innovar? - Emilio Sacristán (17:58)
Innovar y emprender van de la mano como proceso de negocio: ideas.
Entre el 2012 y el 2016 impartí un curso de Maestría en Gerencia de la Innovación con estudiantes de 12 países de Latinoamérica.
Gracias a las experiencias y debates de los estudiantes, se constató que la gerencia de la innovación funciona si hay una mentalidad senior en negocios, incluso siendo hasta poco innovacional.
Esta experiencia mostró la diferencia entre mantener un espíritu joven, creador y motivador, de uno aparente opuesto basado en aplicar prácticas formales de gestión y dirección.
Y muchas personas, o son de un tipo o de otro. Pocos poseen ambos perfiles y ese suele ser un senior en negocios apto para el mundo de la innovación.
Toni Dávila, el 2015, indicaba que llega un momento en que las empresas dejan de lado sus estrategias de innovación disruptivas para adoptar estrategias de innovación incrementales.
Aunque pueda sonar demasiado taxonómico un tema que podría no pretender serlo, como negocio, la innovación incremental suele ser más segura y gestionable que la disruptiva.
Este mismo autor acota incluso que las grandes ideas surgen de empresas que, primero, se organizan para tener ideas y, segundo y muy importante, tienen capacidad de ponerlas en marcha.
A nivel de emprendimientos, esta capacidad de generar ideas se intenta con una serie de eventos (llamados hackatones, bootcamps, y labs), pero todos son parte de una serie de herramientas de innovación similares o muy parecidas cambiando pocos parámetros de control.
Y cualquier historiador serio de la ciencia proyectual, sabrá que estas son evoluciones clásicas de los procesos proyectuales empleados hace siglos -léase al menos desde la edad media- por los buscadores formales de soluciones, actualmente proyectistas.
Volviendo al tema de los eventos recién citados, se espera ahora que el resultado de las explosiones de ingenio y de energía (llamados innovaciones / emprendimientos, pues todo se mezcla), den lugar a procesos que se concreten en empresas y que den empleo.
Dado el volumen de estos eventos, hay resultados, pero aún son bajos. Como los datos con que partí este post.
La realidad muestra que lamentablemente quienes los organizan, con muy buena voluntad, los estructuran de forma débil.
Se organizan eventos de innovación y emprendimiento con pobres procesos de organización e intención que limitan el impacto e impulso creativo, sin que sus resultados lleguen rápido y directo al mercado como empresas o al menos a -por ejemplo- rondas de inversionistas, y se conviertan en negocios o nuevos sectores económicos.
Estos eventos los organizan y gestionan:
universidades, empresas u organizaciones que centran su core business en promover estas actividades;
fundaciones u ONGs que buscan promover ideas y crear negocios;
grupos de inversiones o business angels que buscan donde invertir sus fondos;
empresarios que están aprovechando una moda;
etc.
En el ámbito de una empresa, estos procesos suelen ser gestionados buscando resolver problemas específicos, como responder a un cambio en el mercado, avances tecnológicos o nuevos negocios.
En empresas jóvenes o con poca experiencia, todo esto se mezcla.
En empresas maduras estos procesos se ejecutan teniendo de antemano una única e integrada estrategia que fusiona la estrategia organizacional y la estrategia de innovación.
En organizaciones públicas, se intenta que este proceso exista dentro de los llamados ecosistemas de innovación o de los denominados sistemas de innovación nacional cuyos resultados suelen ser muchas veces inciertos en el corto plazo. A lo sumo hay intentos de que los procesos de innovación se inicien, pero muchas veces por los cambios de gobierno o de directivos públicos, los resultados nunca llegan a evaluarse completamente.
Como corolario, queda acotar que estas ideas parecieran ir en contra de la corriente y tendencia actual relativa al impulso dado a la innovación, pero no se trata de eso, sino de dejar en claro que estamos ante conceptos maduros y bien probados.
Hablar hoy en día de innovaciones que fracasan, es un error conceptual.
Hablar hoy en día de emprendimientos que no prosperaron, es una falla de diseño.