Cuando se habla de innovación y emprendimiento se requieren datos concretos, alejados de toda "novelería", para proponer estrategias y políticas de real utilidad a un negocio o a a un país. Este post presenta algunos de estos "fríos" pero útiles datos.
La idea de este post surge de recordar un artículo de hace un par de años, en Chile, que decía que menos del 25% de los emprendimientos realmente lo son. Suena asombroso, pero al buscar algunos más recientes, las cosas no cambiaron mucho.
De acuerdo a Martin Cabiedes fundador de Cabiedes & Partners y colaborador del IESE, citado en el periódico Expansión de España en Octubre del 2016 señalaba que el 90% de las innovaciones no son ideas originales, sino adaptadas.
Hay un 10% son innovaciones aparentemente reales, pero no se sabe si serán negocios rentables, viables y sostenibles luego de 5 años.
Esto evidencia que las personas mayormente optan por un tipo de innovación llamado incremental, en el que se hace énfasis de la adaptación de innovaciones ya existentes en otras partes.
Y si nos vamos a la región Latinoamericana con estos términos, los datos pueden ser aún más drásticos.
Según Jurgen Klaric, especialista en neuromarketing y neuroinnovación asevera en una entrevista para el periódico chileno el Mercurio de Valparaíso en Noviembre del 2015 que el 4% de las innovaciones en Latinoamérica funciona aunque sin una metodología real, el restante de los empresarios (96%!!!!) prefieren copiar; es decir son adaptaciones, ideas deslocalizadas entre un país y otro, o procesos de creación de empresas basados en ideas existentes.
Se podría decir que Latinoamérica es una región con alto nivel para emprender pero no así para el emprendimiento.
Esta realidad puede deberse a un contexto en el que se pinta fácil innovar pero que al irse a la práctica puede ser más difícil de lo que se pensaba ya que se necesita el engranaje de muchas piezas.
Se necesita un entorno disponible para ayudar a los emprendimientos, tanto de personal como de financiamiento y por supuesto un apoyo en las políticas de innovación del país; además de la pasión del emprendedor.
En efecto, París de l’Etraz, director del Venture Lab de IE Business School, indicó para el periódico Expansión de España, recientemente, en Octubre del 2016 lo siguiente: "Se ha transmitido que con una buena idea e ilusión se puede ser Mark Zuckerberg, y no es así".
El paso de Facebook como innovación tecnológica y de negocio, hacia una empresa emprendida como negocio sostenible, fue posible porque hubo tradicionales negociaciones financieras y legales; aunque no se puede negar que también se requirió mucha pasión para la negociación por parte del emprendedor.
Es más, la observación empírica de varios casos al respecto, indican que muchos llamados emprendimientos son procesos de creación de empresas.
Estos datos no son nuevos y eso lo sabemos muy bien quienes llevamos un tiempo estudiando el tema de la innovación, en mi caso desde el 2001 al obtener mí doctorado en Proyectos de Innovación en España; aunque de una manera más informal ya vengo trabajando con estos temas profesionalmente desde 1992.
Ojo, esto no quiere decir que quien no emprenda o no innove esté mal o fuera de la realidad. Lo importante es crear empresas, negocios, emprendimientos o innovaciones que resuelvan problemas de las personas, o sociales. Eso es todo.
Michael Porter: ¿porqué las empresas pueden resolver problemas sociales? (16:28 traducido al castellano)
Quisiera cerrar este post con esta idea "Emprender e innovar está de moda pero debemos ser responsables en usar estos términos, especialmente cuando se incentiva a una gran cantidad de la población mundial cuyas posibilidades de emprender e innovar son menores frente a quienes tienen acceso o poseen una base económica importante, y por supuesto un networking heredado.
Y con estos números, ¿qué están haciendo las miles de empresas de consultoría o los consultores en innovación y emprendimiento?