La tecnología ha cambiado por completo la forma en que vivimos, trabajamos y dedicamos nuestro tiempo de ocio. De hecho, si paramos a pensar, no podríamos imaginar nuestra vida cotidiana sin algunos de los aparatos tecnológicos que más utilizamos como lo son el ordenador, el teléfono móvil y la televisión.
En el caso del teléfono móvil, de forma irónica, se considera que es, incluso, una extensión de nuestras propias manos. Pues bien, aunque muchos de nosotros hemos crecido con alguno de estos aparatos ya en nuestras vidas, la realidad es que no siempre han existido como los disfrutamos hoy en día.
El gran impacto de la tecnología en los últimos años ha influido también en estos utensilios que usamos prácticamente todos los días.
En primer lugar, el nacimiento del primer ordenador fue en el año 1936 y no se considera que tuviese un creador único pues el aporte de muchas personas hizo que se crease la máquina que hoy en día conocemos como ordenador.
En realidad, la primera versión de este aparato la realizó Konrad Zuse y le llamó Z1, siendo el primer sistema informático programable de la historia. Su fama no llegó hasta 1942, cuando una empresa reconoció, por primera vez, los beneficios de esta nueva máquina y que, iría evolucionando con el paso del tiempo.
Este aparato tecnológico inicial no era más que una gigantesca calculadora binaria eléctrica que leía instrucciones de una película de celuloide perforada, algo muy diferente a los ordenadores de hoy en día. A parte de habernos servido durante décadas para trabajar, los ordenadores también han sido la herramienta principal en el mundo del entretenimiento.
Las primeras máquinas en comprobarlo fueron las máquinas de azar cuando en 1960 se introdujeron funciones electrónicas en las máquinas de azar: generadores de números aleatorios (RNG) que permitían girar los rodillos de forma automática. Pero, volviendo al ordenador, el avance de este dispositivo no ha dejado de crecer hasta el momento, llegando incluso a inventarse lo que hoy conocemos como portátil.
Otro de los dispositivos más utilizados y necesarios para nuestra vida cotidiana es el teléfono móvil. Después de la Gran Guerra, el pensamiento de la sociedad dio un giro rotundo y esto trajo consigo innovaciones tecnológicas entre otras cosas.
De estas ideas y conexiones inalámbricas que surgieron a partir de la Primera Guerra Mundial, nacería en 1973 lo que se consideró el primer teléfono móvil.
Un joven Martin Cooper, ingeniero de Motorola, fue quién llamó a la competencia asegurando que les estaba hablando desde un teléfono móvil. Su batería disponía de 30 minutos de conversación y necesitaba 10 horas de carga.
En los años 90 el gran cambio de los móviles fue que podía ser asequible para casi cualquier consumidor. la evolución de este pequeño dispositivo ha sido tan grande que hoy en día comparte muchas funciones con el ordenador y es, incluso, una herramienta de trabajo imprescindible en la mayoría de sectores.
Por último, la televisión es uno de esos inventos que cambia la vida de las personas en muchos sentidos. Nació en los años 20 en una sociedad que empezaba a ser consumista. Con una pantalla diminuta que se perdía prácticamente en su caja, es el cambio más llamativo que ha sufrido la televisión.
El aumento gradual de la pantalla con el paso del tiempo ha ido acompañado de la incorporación de otras nuevas características. Lo que empezó con tan solo dos canales que se cambiaban presionando los botones incorporados en la caja, dio paso al mando a distancia y la variedad de canales, sin olvidar antes en paso de la transmisión en blanco y negro a la de color que apareció en 1960.
En la actualidad, la industria de la televisión cambia prácticamente todos los meses, con nuevos modelos que incorporan pequeñas propiedades como puede ser un grosor apenas apreciable o la ductilidad.
En definitiva, la evolución tecnológica es impredecible y cada día avanza con más rapidez para hacernos la vida más fácil y utilizarla para cosas inimaginables como el uso del teléfono móvil como herramienta de trabajo, algo que Martin Cooper jamás habría podido imaginar.
Fuente: este post proviene de Cristian Monroy, donde puedes consultar el contenido original.
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