En maquillaje no se limita a los ojos y los labios. Y sobre todo, no es sólo color, en el sentido que incluso en el blanco y negro algunos elementos son importantes.
En concreto, nos referimos al color de la piel, que en el rostro sufre un tratamiento muy y puntual y preciso, con una aplicación especialmente fuerte del fondo para hacer más opaca y uniforme la piel.
La piel, bajo las luces, resulta muy poco agradable si no se maquilla, algo que conocen muy bien fotógrafos, maquilladores y modelos.
El error que se comete es el de dedicar mucha atención al rostro, olvidándose de otras partes del cuerpo que se ven en el toma: el cuello, los hombros, y, a veces, también los brazos.
Observa las siguientes fotos: se trata de un retrato con un encuadre que resalta también el peinado, motivo por el cual la modelo se ha fotografiado con un vestido que deja al descubierto los hombros.
En la original en color, el resultado es desagradable. Pero, si se convierte la imagen a blanco y negro, con alguna regulación de contraste útil para el resultado final, nos damos cuenta rápidamente que la piel se ve mucho más oscura (es objetivamente desagradable) sobre los hombros, comparado con la excelente luminosidad del rostro maquillado.
En posproducción pueden aplicarse algunas soluciones: se puede actuar utilizando un filtro naranja que mejora el resultado de la piel o realizar una corrección de luminosidad (con un pincelito suave en Photoshop, utilizando el modo Aclarar, que reproduce el efecto de aclarado realizado con la cámara oscura con cartoncitos recortados para que pase menos luz en las zonas que se quieren proteger).
Al mismo tiempo, un poco de atención y un buen entendimiento con los maquilladores pueden resolver desde el principio, con mayor eficiencia y con menos trabajo, este pequeño problema.
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