Con el cambio de estación, nuestras casas se van adaptando poco a poco a la llegada del otoño y del frío. Este fin de semana ya cambian la hora así que con las tardes cortas y frescas hay que empezar a sacar las mantas para el sofá y los cojines mulliditos. Mi gato sólo de oírme ya empieza a babear.
Será por el cambio de estación, que hace días que me apetece cambiar las cortinas de nuestro minúsculo pero inmenso nidito de amor madrileño. Y la tela de lino me parece la mejor opción. Fibras naturales ligeras, transpirables, visualmente acogedoras y que tapen algo más el frío pero dejando pasar la luz.
Me gustan las que son cortitas, en forma de estores o paneles, en colores que van del tierra al gris oscuro, como por ejemplo éstas:
Pero en nuestra caja de cerillas esquinera lo que tenemos son techos altos y puertas antiguas en los balcones, así que voy a buscar telas largas para hacer cortinas que lleguen hasta el suelo.
Voy a comprar la tela y coserlas yo misma, cosa que significa que puede ser un desastre o lo mejor que se me ha ocurrido jamás… Espero enseñaros pronto el resultado en Instagram.
¡Feliz fin de semana!
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