Algunos lectores reservan los libros de contenido ligero para las vacaciones, el gran momento para las novelas de género, las intrigas policíacas y los best-sellers. Otros prefieren aquellos que no tienen tiempo para leer durante el año: libros extraños, ensayos para aprender sobre temas diferentes, o novelas que pueden leerse con más calma y mayor gusto. Para mí, el momento ideal es septiembre.
Aquí van algunas recomendaciones amikleanas.
Melisa Tuya es una periodista compleja, y una escritora apasionada. Su blog Madre reciente se ha convertido en una referencia para temas relacionados con una maternidad responsable, poco complaciente, nada idealizada, y aún así fascinante y hermosa. es también una destacada animalista, y una experta en tecnología. Su tiempo parece tener alguna complejidad cuántica inexplicable. En Tener un hijo con autismo habla de su hijo Jaime, y de qué supuso para toda la familia la detección y el diagnóstico de su autismo. Desde luego, quines se encuentren en un acaso similar se sentirán acompañados, y sobretodo comprendidos. Pero la lección que nos ofrece para quienes no sabemos gran cosa del autismo es de una ejemplaridad que no suele encontrarse en los libros testimoniales. Rompe tópicos, explica mitos y plantea preguntas. Melisa habla de cómo vivir atendiendo a unas prioridades que olvidamos, la aceptación de una realidad que dista mucho del cuento de hadas con el que nos hemos educado. Describe la negación y la frustración, el amor incondicional y sus costes, y sobre todo, la profunda nobleza de la que es capaz un ser humano sensible y consciente.
Martín Casariego ha publicado, a lo largo de su carrera, que cuenta con más de veinte años, libros muy diversos: quisiera destacar, por ejemplo, su faceta como autor juvenil. Su voz narrativa, en este caso, se concentra en una mirada: la de un fotógrafo que recorre Lavapiés con unas gafas y la memoria de su padre. Como los pájaros aman el aire habla de la luz y la oscuridad, de la apuesta por el amor a una desconocida y de las huellas que un progenitor ha dejado en una familia. de la necesidad de la esperanza y del recuerdo. Una novela intrigante y hermosa.
El verano ofrece oportunidades a los golosos: helados, granizados, semifríos, horchatas, batidos, macedonias, mermeladas... a los atractivos habituales de los libros de Alma Obregón-Alma Cupcakes (con sus preciosas fotos, su estilo directo y sencillo, la desbordante simpatía de la autora), se une el que Un año de dulces adapta los ingredientes y la energía del que cocina a las estaciones. Una delicia, y no solo para los ojos. (Editorial Grijalbo).
Christian Gálvez ha visto recompensada su fascinación por Leonardo da Vinci con el título de experto mundial en el tema. Sus lectores sabían ya de los conocimientos del autor de "Crónicas del Renacimiento", centrada en ese periodo italiano y sus genios. Rezar por Miguel Ángel es una novela ágil, con una intriga trepidante y un ritmo que no decrece, magnificamente documentada, y que continúa la aproximación al misterio de esos seres extraordinarios que ya había iniciado con Matar a Leonardo Da Vinci.
El tabú de hablar del amor en la vejez comienza a resquebrajarse con novelas como esta: Encender de nuevo las estrellas se cuela con delicadeza entre los prejuicios y los dinamita. No solo trata el amor a las puertas de la muerte: habla de las diferencias sociales, de la extrañeza ante el extranjero, de toda una generación de mujeres que ha vivido de acuerdo a unas normas estrictas, pero comfortables, y que no sabe qué hacer con su libertad ni su vida cuando llega la viudez. Karine Lambert disfrutó ya del éxito con una historia tan poco convencional como El edificio de las mujeres... y refina ahora su estilo y su sensibilidad. (Alianza de Novelas).
La divulgación histórica está gozando de un gran momento, debido al interés del público (puede que erradiquen la historia de los colegios, pero el interés por saber quiénes fuimos en otras épocas prevalece) y de autores tan interesantes como María Engracia Muñoz-Santos. Esa imagen mítica de los gladiadores en el circo o la de los cristianos enfrentados a los leones sirve como punto de partida para explicar en Animales in Harena la relación de los romanos con sus juegos de animales, las cazas llevadas a cabo para capturar bestias exóticas y la relación entre diversión y violencia de la época. Un buen punto de partida para otros debates, como la tauromaquia, o para acercar a los jóvenes al mundo romano. (Ed. Confluencias).
¿Es una respetable dama o una miserable negra quien se oculta bajo la lápida que toda una sociedad preferiría que continuara en su sitio, sin remover? Los huesos de Louella Brown y otros relatos, inéditos en español hasta la fecha, son la tarjeta de presentación de Ann Petry. Esta autora estadounidense, incisiva, clarividente, con un irresistible sarcasmo, ha sido presentada al público por Palabrero Press. Merece la pena leerla, y es casi inevitable esperar nuevas traducciones.
La magnífica acogida que han tenido las novelas de Màxim Huerta por parte de los lectores se repite con La parte escondida del iceberg. El protagonista es un escritor que vaga por París a la espera de algo, y con el recuerdo de alguien, devastado y en transformación. Quizás esta novela editada por Espasa sea la más dura, y sin duda, la más íntima del autor. La más sincera, y la que puede marcar un cambio de registro en el autor. Eso será algo que comprobaremos con interés en su siguiente obra.
Los aniversarios suponen siempre oportunidades para hondar en temas que nos fascinan. Juan Eslava Galán. historiador, novelista una pluma enérgica y poderosa, se pasea por La revolución rusa... como quien entra en una casa visitada en muchas ocasiones. Con bromas y de veras, con una visión única que ya conocemos de otras aproximaciones a la historia, este ensayo de Planeta revisa los años previos a la Revolución, hace trizas a los zares y no salva tampoco a los revolucionarios.
No somos nada. O al menos, no somos nada original. Esa es la conclusión a la que se llega tras leer. Yo, mono de Pablo Herreros Ubalde. Este amenísimo ensayo nos explica que no venimos del mono. Somos simios, en constitución, impulsos, estructura social, necesidades y comportamientos. Acabamos de salir de las cavernas, apenas nos hemos bajado del árbol, y ya nos ha dado tiempo a crear una sociedad compleja, con trazas mucho más animales de lo que desearíamos reconocer. Si nos identificamos más con onobos o chimpancés, esa ya es otra historia...
No está mal para comenzar. Un poco más adelante recopilaré otras lecturas... porque el otoño es largo y los libros inacabables.