Cuando tomas una fotografía, la mano, el brazo, el cuerpo y la cara tienen que ser todo uno con la cámara, para tener el control absoluto sobre ella.
En este punto hay que hacer una clara distinción entre las cámaras compactas y las réflex. Las compactas suelen ser pequeñas, y puede ser suficiente una sola mano para sujetarlas con firmeza. Pero deberías evitar a toda costa situar los dedos delante del objetivo, o que el pelo caiga sobre los distintos sensores que tiene la cámara en su parte frontal, además de impedir que vibre en el momento de la toma.
Por otro lado, a pleno sol, los monitores de LCD de muchas cámaras ofrecen una visibilidad muy deficiente. En ese caso, es mejor utilizar el visor óptico.
Las cámaras réflex pesan más, pero, en contrapartida, son más ergonómicas y su sujeción resulta más natural. Con la mano derecha se sostiene el cuerpo de la cámara de tal manera que los dedos pulgar e índice quedan libres para regular las distintas ruedas de ajuste y accionar el disparador. La mano izquierda se coloca con la palma hacia arriba justo debajo del objetivo, para sostenerlo y poder girar el anillo de enfoque y de zoom.
Muchos fotógrafos tienen la costumbre de colocar la mano izquierda junto al objetivo. Esta técnica es aceptable si se trabaja con objetivos de distancia focal corta, pero está totalmente contraindicada cuando se utilizan objetivos con ópticas más pesadas. Es más, con teleobjetivos que pueden llegar a pesar hasta 3 o 4 kg, sujetar la máquina y el objetivo sólo con la mano derecha podría causar daños en la bayoneta portaobjetivos, por no hablar del esfuerzo físico requerido.
Cuando se trabaja con poca luz, sin flash, la cámara pedirá o configurará automáticamente tiempos de exposición más largos. Si no disponemos de un soporte (un trípode o un pie) sujetar con firmeza la cámara impide, o por lo menos reduce, el riesgo de movimiento. En este caso hay que mantener el brazo y el antebrazo de la mano derecha (la que aguanta la cámara) contra el cuerpo, para reducir en lo posible las vibraciones. COMPARTIR EL ENCUADRE
Tanto si tienes una cámara réflex como una compacta con una pantalla LCD, se puede compartir el encuadre con otras personas, lo que puede convertirse en una diversión para todos. Intenta encuadrar, manteniendo la cámara a una cierta distancia, y pide a tus amigos la opinión sobre ese encuadre. Pero en última instancia, saca la foto que tú quieras.
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