Un Apple Watch para Grey.

Transcurridas 48 horas tras la presentación de nuevos productos de Apple por Tim Cook no parece que las aguas vayan a calmarse pronto. Mientras que la última keynote de septiembre gustó por los nuevos modelos de iPhone y suscitó animadas conversaciones ante las incógnitas que despertaba el Apple Watch, la de ayer tenía la papeleta de despejar todas esas dudas. Y una sensación predominante en artículos, blogs y foros de internet es que quizás, solo quizás, Apple haya ido un pelín lejos en esa vieja tradición empresarial de aprovecharse de la confianza ganada a los clientes.
se había avanzado en septiembre. Apple puso el énfasis en la elaborada creación de las carcasas metálicas con una serie de espectaculares videos CGI en los que parecía que iba a aparecer el T-1000 en cualquier momento; entre la forja de tanto superaluminio, superacero y superoro. Que son los materiales elegidos por Apple para cada modelo de reloj. También obvió todo lo que pudo las debilidades del producto como su dependencia del iPhone para casi todo o su autonomía.                                      
 

Precio y modelos del Apple Watch y complementos.

Hacia el final, Tim Cook anunció los precios que iba a tener. Momento en el que Apple mutó frente a su clientela habitual. La cosa va desde los 349 $ del Apple Watch Sport (aluminio) + correa de goma con pantalla de 38 mm. hasta los 17.000 $ del Apple Watch Edition (Oro) + correa de cuero con hebilla moderna y pantalla de 38 mm. de diámetro.

El modelo intermedio es el Apple Watch (acero) que abarca desde los 549 $ del modelo 38 mm. + correa de goma al de 42mm. + correa de acero negra con eslabones que cuesta 999 $. Todos estos precios se verán encarecidos en su versión en euros, como ya puede apreciarse en los mercados europeos en los que saldrá el producto y no está -aún- España.

Lo cachondo del asunto es que, pese a las abismales diferencias de precios, estamos hablando de exactamente el mismo producto de tecnología y con la misma utilidad en cada una de sus ediciones. O casi. No permite fardar igual uno que otro, cierto.

Lo que justifica las enormes variaciones en el precio un producto tecnológico idéntico es la carcasa y los complementos. Las correas se mueven entre los 49 $ de la deportiva ?goma- a los 449 $ de la pulsera de eslabones de acero inoxidable 316L formada "por más de cien componentes", sin entrar en las exclusivas para el modelo de lujo. La correa de cuero con hebilla moderna en oro incrementa el precio en 7.000 dólares.


Aprenderás a distinguir entre hebilla clásica y moderna. Por los 2.000 $ de diferencia que supone. 

De la tecnología al lujo.

El sorprendente salto que ha dado Apple ha consistido en trasladar su enfoque de la tecnología al diseño con la vista puesta en el mercado de las marcas de lujo. Una misteriosa entelequia para el común de los mortales pero que al parecer maneja unos márgenes de beneficio que dejan en ridículo al de otros productos. Algo de lo que Apple sabe un rato.
El caso es que aunque el diseño siempre ha sido muy importante en sus productos lo del Apple Watch es ya otro nivel. Uno en el que se sitúa como eje fundamental y condicionante de toda la apuesta. Porque lo que justifica el precio que Apple pone a su producto no es lo que hace o lo que Apple cree que soluciona. Sino como se ve, simplemente. Y, en consecuencia, lo que a la gente le parece.
Apple Watch Grey Edition.

Obviamente esto desde la piel de un corriente aficionado a la tecnología no tiene ni pies ni cabeza. Pero pongamos que eres un ricachón absolutamente classy que te puedes permitir estos caprichos como quien se pide una pizza para cenar. Un Christian Grey de la vida que es lo que se lleva este 2015. Te has comprado un Apple Watch Edition de 17.000 dólares con el que pretendes epatar a tu Anastasia. El truco del paseo romántico en avión ya lo has gastado, le has soltado el rollo de las 50 sombras que, lo sabes, nunca las has contado. Y antes de que a ella se le ocurra preguntar "¿porque 50 y no 30 o 51?" o "¿puedes decirme cuál es la numero 20?" hay que sacar la artillería pesada.

La llevas a la misteriosa habitación roja y procedes a abrir la puerta con tu Apple Watch Edition en oro de 18 quilates, que hace eso y más virguerías domóticas gracias a la app HomeKit. Pero sobre todo luce como una vida garantizada de mayordomos sirviéndote el desayuno. Un par de masculinos a la par que tiernos toques sobre la pantalla dan la orden de abrir la puerta? pero nada sucede.


El interfaz que muestra la pantalla táctil del Apple Watch.

Miras la pantalla y ves que un mensaje te pide instalar un nueva actualización antes de usar la app. Te pones discretamente a ello para no romper la magia. Pero antes de la cita habías activado el modo avión en el iPhone para que, precisamente, nada te estropeara el momento.

Sonríes y comienzas a hablar de como te aburre tu vida de superrico y sufres porque no le encuentras propósito a una existencia entre luxury brands mientras pones tu mejor mirada de cordero degollado. La distracción funciona y consigues actualizar la app sin que ella, aparentemente, se amuerme.

Inicias de nuevo Homekit. Aparece un puñetero anuncio que cierras como puedes y mira que es difícil dar a la X en esa pantalla tan pequeña. Ya. Das la orden y la puerta se abre. Respiras, vuelves a estar en control. Sabías que Apple no podía fallarte. Lo has pagado, ¿no? La miras mientras sonríes, aunque no es por ella. Ella te devuelve la sonrisa.

En la habitación roja le regalas otro Apple Watch Edition de oro de 18 quilates con correa de cuero y hebilla moderna. Porque tú eres así de desprendido y el dinero significa entre nada y menos para tí. No eres esa clase de tipo, claro que no. Otro nivel de ser humano que Apple nos ha descubierto a la plebe tecnófila con esta keynote y que al parecer gusta de gastar la pasta con el mismo criterio que un fan de Milli Vanilli elige su música.
Le dices que podrás saber su ritmo cardíaco en cada momento, que lo vas a sentir vibrando en tu muñeca y que así os lo vais a pasar de miedo. Y que con la vibración háptica del Taptic Engine lo va a flipar. Ella te mira raro.

Tu Anastasia comienza a pensar que si tú idea de una noche salvaje es pasarse media hora configurando y sincronizando ese chisme con un iPhone que está en el otro piso y además es el 5C y no es compatible, bueno, acabas de perder como un millón de puntos de morbo. Sobre todo cuando cae en la cuenta de que con el rollo espía cardíaco no va a poder ni fingir.

Así que te dice que no quiere aceptarlo, que le has ofendido, que a ver por quien la tomas y se pira.
La ves alejarse sin entender como una pavisosa como esa puede dejar la ocasión de enrollarse con un partidazo como eres tú. El Apple Watch Edition te indica hépticamente que está a punto de quedarse sin batería y en nada tú luxury watch no va a poder ni dar la hora.
Los días de 18 horas de Apple.

Porque esa es otra cuestión. Cook protagonizó un momento absolutamente esclarecedor de como es su Apple cuando dijo que la autonomía del reloj sería de un día mientras un cartel a su espalda señalaba 18 horas. Es un grado de desfachatez importante a la hora de intentar disimular los problemas del producto. La duración de la batería es escasa. Lo es para una segunda pantalla wereable y desde luego para algo que es percibido como un reloj y del que se espera que siga manteniendo lo bueno que ya tienen los relojes de toda la vida y todos los precios. A pesar de todo el factor WOW! del mundo.


Apple Watch sin apellido para la clase media entre los clientes de Apple.

En su página de producto, Apple tiene una sección dedicada a la batería y el consumo digna de Los Simpson. No solo porque cada apartado termina con la coletilla los resultados reales pueden variar sino porque la versión que debía ser más optimista sobre el asunto es tremendamente desesperanzadora.

Las 18 horas se traducen en 90 comprobaciones de la hora, 90 notificaciones, 45 minutos de utilización de apps y un entrenamiento con 30 minutos de reproducción de música. Utilizándolo solo como reloj alcanza las 48 horas. Ese uso "solo como reloj" consiste en mirar la hora cinco veces (durante 4 segundos) cada hora. Es decir, un total de 12 minutos. Con solo el sensor cardíaco activado alcanza las 7 horas. Exclusivamente como reproductor de audio, 6 ,5 horas. Pero prefiero no imaginarme un mundo en el que a los chonis haya que añadir los clientes de Apple compartiendo su música con cualquiera que se cruce con ellos en la calle, el parque o el metro. Por favor, Dios, no.

El Apple Watch tiene un problema serio con la duración de la batería. Y, por tanto, su utilidad práctica. Un área en la que Apple se había defendido tradicionalmente bien. También lo tiene, en mi opinión, con su dependencia del iPhone para ser funcional y que también conlleva un impacto en la batería del móvil. Supongo que la independencia llegará en un par de generaciones y entonces el Apple Watch podrá expresar su potencial. Pero el problema lo tiene sobre todo con su repentino enfoque hacia el sector del diseño, la moda y el lujo.
La Jet-Set de Tim Cook.

Para cuando subió al escenario Christy Turlington el aficionado tecnológico de toda la vida ya debía tener bastante claro que lo que allí pasaba no tenía mucho que ver con él. Christy, además de superwoman, supermodel y supermother es una excelente deportista que va por el mundo corriendo exigentes maratones para fines benéficos. Venía de correr uno en Tanzania del que se mostró un lujoso feelgood video. Intervino en la presentación para contar que el Apple Watch era tremendo y no podía haberle gustado más mientras lo usaba en el maratón de África y que la próxima parada era Londres.


Tim nos muestra un mundo en el que las supermodelos se interesan por lo mismo que tú. El suyo.

Apuesto a que ese no es el perfil de la inmensa mayoría de los que seguían la conferencia en streaming. Pero sí debe coincidir un poco más con el tipo de cliente que espera conseguir Apple con su reloj.

Uno entiende que haya gente dispuesta a pagar un pastón indecente por una obra de ingeniería que siga funcionando con la misma precisión dentro de cien años y se vea de lujo, por ejemplo. Pero me cuesta más imaginar que abunden los que estén dispuestos a hacerlo con un dispositivo que en un par de años estará atrasado y pronto inútil. Porque ya no será compatible con un nuevo iPhone, el último servicio, una actualización del sistema operativo o por la aparición de nuevos modelos. ¿Puede encajar una característica tan niveladora y vulgar como la obsolescencia tecnológica en el mercado de lujo que busca Apple?

No contestaré porque desconozco el grado de sentido común que habita allá. Pero añado que no es oro todo lo que reluce en el Apple Watch Edition.