Según la página oficial de Productos de Microsoft, Windows 7 pasará a pasar de soporte estándar a soporte extendido, lo que significa que dejará de disponer de actualizaciones de mejora, sino que solo pasará a recibir parches de seguridad crítica durante los próximos cinco años a contar desde el 13 de enero del 2015.
La idea de los de Redmond es volcarse en las versiones más actuales como Windows 8 y 8.1, a pesar de que Windows 7 supera el 50% de la cuota de ordenadores que existen en el mundo frente a menos del 7% de Windows 8. Una nueva forma de forzar a los usuarios cuando se conforman con un equipo que hasta ahora funcionaba bien y que había conseguido superar el descalabro de su predecesor Vista.