Aunque a simple vista pueda parecerlo, el sensor y la película no tienen la misma gama dinámica. El sensor tiene una respuesta lineal. Sus fotodiodos se comparan con vasos que se llenan de agua: si el vaso está vacío, aparece el negro; y en cuanto se llena, aparece el blanco. La respuesta de la película, en cambio, hace una "s" , ya que se curva al aproximarse a los extremos, lo cual le permite obtener más información de las zonas más oscuras y más iluminadas de la imagen. Como resultado, el rango dinámico de la película es mayor que el de los sensores digitales.
A efectos prácticos, un sensor digital tiene un rango dinámico de aproximadamente 500:1, lo cual equivale a 9 pasos de diafragma o puntos f entre el negro y el blanco absolutos. La visión humana, por su parte, gracias a su extraordinaria capacidad adaptativa, tiene un rango dinámico de 30.000:1, que equivale a 15 puntos de diafragma. Esta diferencia de rango dinámico es la que provoca que imágenes a plena luz del sol y con fuerte contraste, que nosotros vemos perfectamente, al fotografiarlas aparezcan con las luces o las sombras recortadas.
¿Cómo se soluciona esto? Depende de la situación. Si el sujeto lo permite, se pueden iluminar las sombras con flashes. Otra solución sería regresar a sacar la foto cuando la luz fuera más adecuada. Pero lo que está más de moda últimamente es aplicar las técnicas de fotografía HDR (alto rango dinámico) que permiten ampliar la gama dinámica de una imagen fusionando varias tomas con diferentes exposiciones.