No obstante, puede suceder que la toma resulte más complicada. Así ocurre, por ejemplo, cuando se quiere resaltar un sujeto, colocarlo en primer plano poco o nada iluminado y, al mismo tiempo, se desea captar también la atmósfera que caracteriza al fondo.
Pongamos el caso de la situación típica que se produce cuando el fotógrafo quiere, con el mar de fondo, retratar a una persona, y ésta se ve ensombrecida, o débilmente iluminada, por la puesta de sol.
En circunstancias de este tipo, la solución fotográfica requiere que, cuando la cámara dispare, un intenso golpe de flash aclare el primer plano.
Pero, dado que el destello del flash ya sabemos que no puede alcanzar grandes distancias, también es necesario que el obturador de la máquina siga su exposición después de apagarse el destello.
De esta manera, el primer plano se verá correctamente aclarado por el flash, cuya potencia será dosificada por una célula de medición, pero inmediatamente después volverá a estar a oscuras.
La cámara, que ha continuado la toma, añadirá a la escena las luces el entorno, lejanas pero indispensables para conservar el ambiente del lugar.
Las fotografías obtenidas siguiendo esta técnica, casi siempre son de un especial atractivo. Los mismos diseñadores de las cámaras fotográficas digitales lo han estudiado, para introducir en muchos modelos -sobre todo de cámaras compactas- un automatismo programado de retrato nocturno.
Se basa en la capacidad del aparato de medir la distancia a la que está el sujeto. Luego, la cámara calcula la exacta emisión del flash que se requiere para una perfecta exposición del primer plano.
Por último, con el flash apagado, el exposímetro calcula el tiempo de exposición para el fondo y controla la apertura del obturador. Los fotógrafos hablan den estos casos de slow sync, es decir, sincronización de flash con un tiempo lento.
Hay que indicar a la persona retratada que, una vez apagado el flash, no debe moverse como mínimo en unos dos segundos, para evitar que su silueta en movimiento cubra inoportunamente una zona del fondo, que durante ese breve lapso de tiempo aún se está grabando.
También el fotógrafo estará obligado a permanecer inmóvil el máximo tiempo posible después del destello del flash. En este caso, lo más indicado es utilizar un trípode.
TRES PIERNAS MÁS
Hay muchísimas situaciones en las cuales el trípode resulta un accesorio imprescindible para el fotógrafo. Aunque lo solemos llevar sólo cuando queremos hacer fotografías especiales, la ocasión de utilizarlo puede presentarse en cualquier momento.
Fotografías como la que ilustra el anverso de esta ficha pueden hacerse con una calidad muy superior si se cuenta con un trípode. ¡Procura llevarlo siempre contigo!
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