vía
¿Porqué os cuento esto que no os importa un carajo? Porque esta mañana andaba pensando en cuánto me cuesta estar presente disfrutando del solecito que calienta estas frías mañanas preinvernales, generalmente porque mi mente está ocupada en todo lo que tengo pendiente por hacer, en esas listas de To-Do’s que no hacen más que aumentar, en la triste e inquietante sensación que se instala en tu cuerpo cuando ves que no llegas a todo lo que quieres hacer, debes hacer, te gusta hacer, necesitas hacer…
Y enlaza con lo que os contaba antes de los calendarios estudiantiles, de mis plannings para llegar a todo que llevo haciendo toda la vida y de cómo de incompatibles son con mi otra graaaan tendencia natural que es la improvisación… Además, desde que me autoempleo se ha acentuado la necesidad de tener una mínima planificación temporal, de pensar en objetivos a medio plazo, de prever, y a la vez, estar muy conectada con mi intuición, con mi parte más creativa y caótica, de aprovechar oportunidades de último minuto, de cambiar de rumbo, tomar decisiones rápidas, etc. Total, que ando con la cabeza un poco liadilla hoy.
Me he dado cuenta de que una de las cosas que me ayudan a calmar todo este batiburrillo mental y estos impulsos opuestos que tensan la cuerda de mi estabilidad mental, es recordar el porqué de todo esto, mantener el focus, la motivación. No olvidarme de lo que me impulsa a seguir trabajando, avanzando, no olvidarme del objetivo final. Es decir, que para no volverme loca y tirarme de los pelos cada mañana tengo que recordar lo que hace que mis ojos hagan chiribitas, esa sensación en el estómago que me dice qué sí y qué no.
Todo eso que os contaba en el Manifesto de Lilu and Me y que cada día no hace más que aumentar. Lo que os cuento en la carta que os escribo a mano a todas esas personas que os apuntáis a recibir cositas ricas en vuestro correo electrónico. Eso es lo que me centra y me ancla al presente.
Cuando estás concentrado y centrado en el ahora, todo el escándalo cerebral disminuye y se acompasa con el tempo de tu corazón. Como dice mi chico, el bajo debe ir con el bombo (músicos, ya sabéis de lo que hablo verdad?) y que todos los músicos trabajen por y para la canción. Es decir, el cerebro debe ir con el corazón y a la inversa, o si no la canción no fluye, el ritmo no fluye, y la historia se viene abajo.
Así que creo que estoy empezando a encontrar un nuevo sistema mucho más acorde con mi naturaleza, que combina mis dos tendencias naturales de fluir sin norma alguna y marcarme retos y metas. Y con el tiempo y la experiencia, lo iré perfeccionando.
Quizás a vosotros os ocurre lo mismo y queréis tener siempre presente y en frente lo que os hace felices en esta vida. Yo lo he hecho y tengo enmarcado el Manifesto de Lilu and Me que os comentaba antes. Para esos días rarunos que todos tenemos.
Si os apetece, lo podéis descargar aquí y ponerlo en algún rincón especial.
También existen por la red otros manifiestos que recogen frases motivantes, chutes de energía y palabras positivas para empezar bien el día. Les llaman Manifiestos de vida, como por ejemplo éstos:
Slow Manifesto
Holstee Manifesto
Be Limitless Manifesto
Aquí tenéis una recopilación de los 25 manifiestos más conocidos.
Con los enlaces que os he dejado podéis descargar e imprimir el que más os guste, ponerlo en un marco bonito y plantarlo en el lugar más visible de vuestra casa. Pero si os apetece hacer un ejercicio mucho más divertido y gratificante, os animo a que os pongáis delante de un papel en blanco, acompañados de vuestra música favorita y una copita de vino, por ejemplo, y listéis todo aquello que hace que deis volteretas de alegría. Eso sí que será un Manifiesto de vida. Un buen chute de energía.
Feliz lunes festivo. Hoy se conmemora el aniversario del asesinato de John Lennon. Desde aquí, mi homenaje a un hombre que hizo lo que le dio bastante la gana. Eso voy a hacer yo hoy.