Acto seguido, decides el tipo de automatismo o las regulaciones de tiempo y diafragma. Al pulsar el botón de tu cámara réflex, activas los circuitos de exposición y de enfoque. De ellos vamos a hablar.
En cierta manera, los sistemas de enfoque automáticos son "engañados", puesto que enfocan al infinito y el objetivo se regula con la máxima distancia (si intentases enfocar de forma manual, tendrías las mismas dificultades).
Esta decisión que toma la cámara podría no ser la opción más adecuada. Para explicarte el motivo hay que hablar de la distancia hiperfocal, un concepto complicado pero que debes conocer.
Cuando enfocas un plano (los ojos de la persona que estás retratando, una flor o la fachada de una iglesia), la profundidad de campo se extiende dentro de un alcance determinado por la distancia focal, el diafragma y la distancia existente entre el objeto y la cámara.
Esta distancia no se divide por igual delante y detrás del sujeto enfocado (manualmente o con el enfoque automático), sino que equivale a una distancia de 1/3 hacia la cámara y de 2/3 hacia el infinito.
En la práctica, además del sujeto, tenemos muchos otros planos de enfoque. Al acercarnos al infinito, los planos disminuyen.
¿Cómo se traduce todo esto en la fotografía del paisaje que hemos planteado al principio? Pues en que estás desperdiciando mucha latitud de enfoque, porque parece obvio que más allá del infinito no hay nada.
En consecuencia, si quieres captar la escena hasta el infinito pero al mismo tiempo pretendes enfocar también motivos más cercanos al objetivo (por ejemplo, un árbol o una vaca que pace) lo correcto es llevar el foco, no a la máxima distancia, sino a una distancia intermedia que permita tener enfocado tanto el fondo hasta el indinito como los motivos más cercanos.
El punto o distancia que permite extender al máximo el foco, entre el infinito y el punto más cercano a la cámara, se llama, técnicamente, hiperfocal. No pretendemos adentrarnos en complicados conceptos de física (el cálculo del hiperfocal es complejo), sino plantear sólo una aproximación práctica.
En algunos objetivos se pueden encontrar marcas que determinan la amplitud de la latitud de enfoque con respecto a la distancia hasta el sujeto.
Una vez entendido que para fotografiar el infinito no es aconsejable llevar el foco a este valor máximo, si eliges un diafragma puedes, gracias a estas marcas, controlar dónde situar el foco para conseguir una extensión que llegue al infinito y que al mismo tiempo se vea con nitidez lo que está cerca de la cámara.
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